Detrás del Espejo

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domingo, 6 de enero de 2013

FEDRA, LA MUJER MARCADA: Proyecto que desarrollaré en París



Durante septiembre de 2013 me encontraré en París, desarrollando este proyecto artístico a instancias de la Beca de creación de residencia que obtuve por haber ganado el Premio Molière.

Comparto algunas líneas del mismo:

“Las debilidades del amor pasan aquí por auténticas debilidades. Las pasiones no se presentan a la vista más que para mostrar todo el desorden que producen: aquí el vicio se pinta por todas partes con colores que hacen conocer y odiar su deformidad. Ése es, propiamente, el objetivo que debe proponerse todo hombre que trabaje para el público."

(Racine, Prólogo a Fedra)


 Trabajar sobre los arquetipos dramatúrgicos y, por ende, sociales es uno de los motivos que me llevó a dedicarme a la escritura teatral. Siempre me he visto fascinado por un doble foco de atención: los moldes que la tragedia griega nos legó y cómo estos se han constituido en la base de la sensibilidad y cosmovisión de la cultura occidental. Y, junto a esto, por las formas artísticas contemporáneas, híbridas y localizadas, que constantemente vuelven a escribir y configurar nuestra sensibilidad e ideología.
¿Es legítimo en el siglo XXI defender la postura de Racine en el epígrafe? ¿Es válido aspirar a que el teatro enseñe acerca de los peligros del vicio y por ende de los beneficios de la virtud? ¿Qué postule un orden posible? ¿Qué eduque tanto a nivel sensible como ideológico?

Creo que el teatro debe ponernos en contacto con nuestra propia debilidad, tanto a nivel individual como colectivo, ya que eso no es otra cosa que entrar en contacto con nuestra propia condición humana.
Creo en un teatro humano y para humanos, y por esto entiendo una actividad artística que, al decir de Borges, nos pone en contacto con nuestra propia cara. Desde su invención y hasta ahora los seres humanos seguimos dándonos ese espacio particular que llamamos teatro, esa actividad de representación de historias más o menos dramáticas, más o menos figurativas, más o menos poéticas. Seguimos asistiendo a un ritual antiguo en el que depositamos fe en la ficción y dejamos que ésta nos toque la mente, el alma y el corazón.
La razón última de por qué lo hacemos, creo que permanecerá secreta. Y, en todo caso, no es algo que me preocupe dilucidar. Antes bien, soy parte de esa cadena de sujetos, de esa historia que continúa y continuará, y lo seguiré siendo.

Creo importante introducir mi proyecto de escritura escénica haciendo mención brevemente a los elementos ideológicos y poéticos que lo sustentan. Ahora paso a explicar mi propuesta de trabajo.

Pretendo escribir una Fedra del siglo XXI. Es decir, trabajar a partir del mito de Fedra, y de las versiones teatrales que lo escenificaron: Eupides, neca y particularmente  el  texto  de  Racine.  Al  que  considero  el  insumo  fundamental  y canónico para mi tarea.
Pero   no   realizaré   una   simple   reescritura   o   adaptación   al   contexto contemporáneo del mito, sino que cruzaré los insumos anteriormente indicados con la investigación del caso policial del asesinato de Nora Dalmasso en Argentina. Desde el año 2007 vengo realizando una investigación acerca de este evento: una mujer encontrada muerta en su domicilio particular, un country de las afueras de Rio Cuarto, aparece desnuda y estrangulada, y se sospecha que fue muerta por su propio hijo  luego de haber  mantenido relaciones sexuales. Caso que hasta el día de la fecha permanece abierto.
Trabajar sobre el arquetipo del incesto y aunar a esto el mito de Fedra, me parece un lugar fermental y sumamente interesante para la elaboración dramatúrgica. Un tercer elemento, a partir de cuyo cruce con los anteriores surgirá el texto teatral, son las formas del teatro musical contemporáneo. Y en especial, junto con lo anterior, las formas de la canción urbana como representación concreta de una clase o grupo social y/o étnico determinado.
En cuanto a la futura y posible puesta en escena me interesa crear un espectáculo  trágico  de corte  musical. Un neomusical (permítaseme el neologismo) urbano que se articule sobre la estructura de la tragedia, tanto de molde griego como del clasicismo francés.
Mi objetivo general es generar un espectáculo de alta calidad escénica que ponga en contacto a los espectadores con el plano emocional e ideológico de la obra. Puesta es escena que recupere y comunique el elemento trágico presente en la misma. Y, por consiguiente, que los haga cuestionarse sobre su condición humana y la relación que tienen con ese contenido experimentado.
En un plano más particular, pretendo indagar cuál es el sentido contemponeo de lo trágico, y si este se ve condicionado por la localización geográfica de la audiencia. Es decir, ¿podemos seguir hablando de un sentido occidental de lo tgico? ¿Incluso, global? O, antes bien, ¿la percepción de lo trágico está condicionada y marcada por elementos de la propia historia de la sensibilidad de los pueblos?
Y,  junto  a  lo  anterior,  pretendo  investigar  cuáles  son  hoy  las  concreciones escénicas teatrales de lo trágico. Y, cómo lograr que las mismas sean efectivas, en orden de generar la comunicación con el público, de esa sustancia trágica de la obra.

Matar, devorar a mis padres y antepasados para generar una nueva síntesis, la mía y de mi grupo de trabajo, en orden de que esta se vuelva tesis; y así otros la procesarán, descompondrán y crearán su ntesis propia. Y de esta manera, el diálogo artístico entre generaciones y culturas seguirá vivo; y será potente, fermental y revolucionario.


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