Paris me despide con una lluvia elegante,
siempre hay que llorar en las despedidas,
cielo gris y árboles de otoño,
y el Sena que sigue su curso,
como yo,
que vuelvo a mi tierra.
Sentado en un café de la Île Saint Louis, detrás de Notre Dame, juego con una niña rubia, bien pequeñita, un juego simple,
un juego de niños.
Sonrío en el recuerdo de lo vivido,
sou feliz.
Retorno de mi Odisea,
y como Odiseo, cambiado,
porque no hay nada que buscar afuera,
sino en uno mismo.
Y lo de afuera,
es un estimulo para encontrar algo en mis adentros.
Vuelvo habiendo encontrado mucho,
vuelvo con mucho por descubrir aun,
vuelvo
como esta lluvia que vuelve a la tierra,
vuelvo,
vuelvo,
vuelvo.
siempre hay que llorar en las despedidas,
cielo gris y árboles de otoño,
y el Sena que sigue su curso,
como yo,
que vuelvo a mi tierra.
Sentado en un café de la Île Saint Louis, detrás de Notre Dame, juego con una niña rubia, bien pequeñita, un juego simple,
un juego de niños.
Sonrío en el recuerdo de lo vivido,
sou feliz.
Retorno de mi Odisea,
y como Odiseo, cambiado,
porque no hay nada que buscar afuera,
sino en uno mismo.
Y lo de afuera,
es un estimulo para encontrar algo en mis adentros.
Vuelvo habiendo encontrado mucho,
vuelvo con mucho por descubrir aun,
vuelvo
como esta lluvia que vuelve a la tierra,
vuelvo,
vuelvo,
vuelvo.