Detrás del Espejo

Detrás del Espejo

lunes, 2 de mayo de 2011

Greta La Escribidora



Querido Evo,
tantos años sin saber de ti, luego de que decidiste nacionalizar la explotación de gas decidí armar préstamente mi valija y tomando la voiture conduje frenética por medio de esos parajes inhóspitos llorando cual Magdalena porque mi Cristo me había sido quitado. Pero que te piensas ¡GUARRO!, mi familia poseyó por siglos la gestión del gas en esos lares y ahora tú con tu trasnochado discurso vienes a quitarme lo único que me aseguraba una tranquila senectud. BANDIDO, tan bandido como cuando bailábamos en el Quemado (¡vaya nombre para un palacio!, Uds. son tan raros...) al son de Sandro, de Valeria y María Martha, cuando tu meliflua lengua se derramaba en mis oídos y me jurabas amor eterno y eterna pasión. Recuerdo especialmente esa noche en que me pediste que fuera una Venus boticceliana (el término es mío por supuesto, tú a duras penas podrías siquiera pronunciarlo) pero rodeada de frutos de tu TIE-RRA. De la misma forma que Apolo persiguió a Jacinto, a Dafne, a Casandra (¡ay! lo que era ese chico, porque mira que salió juguetón) corrí en la búsqueda de papayas, mangos, tuleqas, porotos, mandiocas y cubierta con una capa de hojas de palmeras me presente totalmente desnuda en la sala del consejo, deplegué mis alas y allí se derramaron sobre ti y los presentes (sí claro, estaban tus "ministros", pues vamos que hay que llamar a esos ministros, son in-dios!!!; perdón, tu también pero DIS-TIN-TO, ya que eres PRE-SI-DEN-TE, ¡AH!, en qué estaba... a sí, yo parada sobre la mesa del consejo, mis pies enfundados en esas sandalias blancas que tanto te gustaban (sí, las de taco aguja rojos y rositas de plástico en la capellada, sí, ¡esas!) desplegué las hojas de palma y todos los frutos que venían adheridos a mi cuerpo rodaron hacia ti, los porotos saltaban jubilosos festejando nuestro amor, el maíz convertido en pororó era el firme testimonio de la pasión que nos unía. Recuerdo tu mirada atónita, preso de la impaciencia de poner tus manos sobre mí, febril, inquieto, te levantaste de tu magno sillón y dirigiéndote hacia mí me tomaste de los pelos y me arrastrarte puerta fuera dándome de patadas en el culo y maldiciendo en algún tipo de dialecto, de esos bien tuyos, y de un portazo me apartaste de ti. Sí, ya sé que tal vez no era el momento pero bien sabes que yo vivo (¡vivía!) para que tus deseos se hiciesen realidad, o ¿quién te consiguió el viagra cuando lo necesitaste?, ¿y Manuelita, sí, la pequeña de 12 años, cayó del cielo? y tanto... y tanto más. Por eso haberme enterado de la "nacionalización" de los pozos de pa, DE PA!!!!! CARAJO, no de un montón de mestizos malolientes que apenas hablan una jerga incomprensible y miden 1,20, pero ¡¡¡por favor!!!, ¡¡¡POR-FA-VOR!!!!, con que ahora de ¡¡¡jefes de estado!!!, a regir los destinos de la patria, ¡patria las pelotas!, como decía mi tía adorada: ¡qué coman pastel!, y "a falta de pan buenas son las tortas", por eso que me he hecho lesbiana, sí!!!, tortillera, bollera, como gustes, ahora vivo en Arabia Saudita y soy dama de compañía (mmmmjuuuuu....) de una bella princesa árabe llamada Zaida, ya te contaré más, en otro momento en la medida que pueda aliviar mi alma de la pena de tu traición. Ahora a las delicias de la almeja, que Zaida está llamando y ¡olé!
Besitos.
Yo,
Greta,
La Expropiada.

La mayor parte de nuestra felicidad aquí en la tierra se compone de la que damos a los demás.
Adolfo Luir

[Extraído de Edición fascimilar de "Las maravillosas Cartas de Greta von Gloeden", Surkamp Verlag, Frankfort 2000; pág 23-25]

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