Detrás del Espejo

Detrás del Espejo

domingo, 3 de noviembre de 2013

Partenón

Podría decir que es bello,
pero es más;
podría decir, hermoso,
pero es más;
podría decir, increíble, maravilloso, extático, sobrecogedor, mágico, apasionante,
pero es más, más, más, mucho más,
y no tengo palabras
que expresarlo puedan,
lo que es estar hoy acá,
cara a cara con él,
en ella.
Me sumerjo en el silencio,
agradecido,
reverencial.

Delfos

Hoy aprendí que en el Templo de Apolo, en Delfos, se veneraba durante tres meses al año a Dyonisos. Su opuesto. Es decir, en el santuario más importante de Apolo, el que él mismo había elegido. ¿Dyonisos?
Porque en el equilibrio y la complementación esta la felicidad. Porque el cosmos admite e integra todas las facetas. Lo racional, lo claro, lo ordenado, lo perfecto y lo instintivo, lo oscuro, lo desordenado e imperfecto.
Confieso que vine buscando algún tipo de revelación, en definitiva peregrino al Oráculo de Delfos, donde la Pitia daba sus misteriosos anuncios. Y a con esto ya me llevo bastante. Pero además me reencontré con los lemas que estaban a la entrada del Templo: CONÓCETE A TI MISMO y NADA EN EXCESO. Las dos sentencias de los Siete Sabios. Síntesis perfecta de cualquier programa ético y/o religioso.
Creo que éramos varios los peregrinos, a mi izquierda, una señora india vestida con un sari verde, reza.

Dachau


Antes de llegar a München, Iani me pregunta si quiero ir a Dachau,
demoro en contestar,
no lo tengo claro.
Finalmente digo que si,
luego de Berlin y las trazas de la guerra, sí, me parece importante hacer la experiencia.

Desde Dachau pienso en escribir sobre Dachau, pero aún no he podido. Recuerdo el dolor de estómago, y el horror por ver lo que podemos llegar a ser como seres humanos, es decir, dentro de mi también está el torturador de Dachau.
Recuerdo la belleza del bosque que rodea el campo, recuerdo el canto de los pájaros, ¿cantarian también cuando funcionaba como campo de concentración?
Recuerdo la proximidad del pueblo, y como los hacían marchar desde la estación hasta el campo, camino que pasa por el medio de las casas, por lo que es imposible que no supieran lo que era eso que tenían enfrente. Incluso algunos prisioneros trabajaban como jardineros en el pueblo.
Recuerdo las ganas de irme, pero a la vez, la necesidad de ver, de pasar por esa experiencia. Recuerdo los hornos crematorios, donde incluso los ahorcaban de cara al mismo, para ahorrar tiempo y traslado. Macabra eficiencia alemana.
Recuerdo el cuarto de depósito de cadáveres, y la cámara de gas...

...donde entraban pensando que se iban a bañar,

donde metían a más de cien personas por vez, porque el cyclon b que hacía Bayer era tan bueno, que daba para matar a tanta gente de una vez.

Recuerdo las fotos de Joseph Heiden, un prisionero hecho capo, que era tan bueno en su sadismo que lo dejaban realizar operaciones experimentales a los otros prisioneros, con escasa anestesia claro. Recuerdo su sonrisa.
Recuerdo las fotos de las experimentos médicos, "avances" que tal vez hoy disfrutamos. Recuerdo las barracas,
la madera,
el frío,
como se me llenaban los ojos de lágrimas,
recuerdo la mesa de castigos, donde los apaleaban, recuerdo las diferentes estrellas, amarillas, violetas, rosadas y las fichas individuales de cada prisionero, y el sistema de clasificación de esta industria de la muerte.
Recuerdo la reja "Arbeit macht frei" y como había gente que se sacaba fotos sonriendo o hacían chistes, recuerdo, al salir, los ojos llorosos de una adolescente a la que se le había corrido el maquillaje, recuerdo
mi silencio...

recuerdo que cuando salimos, salió el sol.

Se debe recordar,
se debe recordar.

jueves, 17 de octubre de 2013

Roma

Si yo pudiera escribir todas las Romas, la eterna-
mente transitada
por millones de almas,
desde los Césares hasta los cristianos,
la arrasada por los bárbaros,
y hoy...
por los turistas.
Roma nos mira impasible desde sus vestigios,
digna,
bella,
caótica.
Y supongo que se ríe burlona,
Ella aún está,
nosotros...
simplemente pasamos.

miércoles, 9 de octubre de 2013

BERLIN















Berlin.
Berlin...
Berlin es nueva, contemporánea y con marcas de la guerra.
Ayer fui a varios museos, Pergamon, Neues, y el museo del muro en Check Point Charlie. 
Hoy fui a la Iglesia de la Memoria, que fue destruída en la guerra.
Berlin huele a arboles,
hay muchos,
vestidos de amarillo y algunos e rojo.
Las hojas caen lento
y a mi me encanta mirar como lo hacen. Como se deslizan en el viento
frío.
La gente es educada, silenciosa en general
y de repente te cruzas con un borracho o un loco hablando sólo en su propia historia.
Muchas librerías! Y mucha gente leyendo.
Caminás por la ciudad y te da la sensación de que lo admite todo, desde las mujeres árabes con velo, hasta las lesbianas punk que toman cerveza tiradas en el piso de un vagón del metro.
Muchos restaurantes italianos, se ve que "Italia" es una especie de paraíso para ellos.
Siempre buscamos el paraíso en otra parte y ese es el problema; y uno de los trucos del mercado claro.
Son ordenados, desde chiquitos!,
ayer en el metro me crucé con un grupo de niños de 3 años, que iban con su maestra, y algunos de ellos tenían un chaleco amarillo que indicaba que eran los cuidadadores. Al bajar del tren, los cuidadores, formaban un circulo que contenía a los demás.
Niños de tres años!
Yo casi me pongo a aplaudir.
El transporte publico es impecable. Y nadie controla que se haya sacado el ticket, ni hay barreras o peajes.
Otro universo!
Y las marcas de la guerra...
algún que otro edificio destruido, pedazos del muro, señales, instalaciones artísticas para hacer memoria, monumentos.
Ayer fui a Check Point Charlie y al museo del muro, y no dejo de pensar: ¡cómo cambió el mundo! De la Revolución Rusa hasta ahora, la guerra fría, el nazismo, las persecuciones, la gente que escapaba, la gente que moría. Vivir en un mundo donde la ideología lo era todo, y donde cada bando se creía en la posesión de la verdad. Y hoy miro esta ciudad que tiene las mismas tiendas que Amsterdam, que París, que Londres, que....
y nos veo caminando por estos nuevos templos,
y nos veo comprando lo mismo,
y nos veo siendo lo mismo, queriendo lo mismo, deseando lo mismo,
y me pongo a pensar...
Todo se acumula capa sobre capa en esta ciudad maravillosa.
Y yo soy una capa más que deambula por aquí.

domingo, 29 de septiembre de 2013

London

Londres espectacular,
a su modo.
Más barato que París!
Sucia y mal iluminada, pero bueno, luego de París, imagino que estoy condicionado.
Teatro!!!
Hoy Edward II de Marlowe en el National, jueves Midsummer at The Globe!
Hoy paseo por el Tamesis!
Ardillas en las plazas!!!
Sociedad hiper controlada. CCTV.
PUNTUALIDAD!!!
Historia que se respira en la calle,
tradición,
capitalismo,
liberalismo,
del económico y del existencial.
Como chupan!
Borrachos, borrachos, borrachos.
English pub with real city yuppis in full suit , guinness, gin & tonic.
Salir a tomar a las 4 de la tarde.
La Reina en los billetes y monedas.
Double-decker.
Negocios, negocios, negocios.
Full english breaksfast: oh my God! LONG LIVE LONDON!
Deus dirigeT nos: lema de la ciudad, pavada de motto.
Y la incertidumbre en cada esquina,
¿a dónde carajo se mira para que no me atropellen?
Que por más que este escrito en el pavimento me confunde y dudo... ¿cuál es mi izquierda?
Té:
LITROS!
Feliz. Feliz. Feliz.
Mi vuelta al mundo,
a cierta parte del mundo,
el oficio del viajante. Salir para aprender.

viernes, 13 de septiembre de 2013

Mi Fedra en camino

Fue...
fue cuando volvía de cazar,
estaba limpiando las armas,
el caballo suda y resopla a su lado, y el sol enceguece el patio más întimo de palacio,
desnudo...
desnudo se lava,
miro desde la sombra de mi ventana, detrás del postigo, se lava,
y lava las flechas, la sangre,
se lava...
blanco y desnudo... separa la ofrenda a los dioses debida, desnudo,
no hay nadie en palacio, se lava,
se esconden del calor, como yo
desnuda en mi cuarto, se lava y lava las flechas
la ofrenda prepara,
devoción, devoción y belleza, se lava,
desnudo, blanco...
blanco y desnudo se lava, en tierra de negros, como yo la blanca extranjera, se lava,
devoto, devota, se lava,
desnuda en la sombra lo miro,
lo miro...
se lava, desnuda, desnudo, mi hijo, mi hijastro, se lava,
se lava la sangre, no debo mirar pero miro,
mi hijo,
mi hijastro,
MI DIOS, ¡no debo!
se lava.

París en mis venas


De alguna forma París está en mis venas desde mi infancia. Hoy salgo a caminar como todos los días, con un rumbo general pero sin destino específico, bueno, como la vida ¿no? Camino dejándome llevar por mi intuición, sabiendo que voy a encontrar algo, justo en el momento en que lo encuentro. Me dejo seducir... por la forma de una pared, por un matíz en la luz, por un sonido o un misterio que intuyo me espera un poco más allá. Voy a Montmartre, y luego de lo usual, camino... doblo una esquina y decido bajar por esa calle, linda, sinuosa, y algo allá abajo me llama la atención... yo lo conozco... ¡increible!, y lo mejor es que no lo estaba buscando, adoro que me pase esto, frente a mí: Au Lapin Agile, mítico cabaret de París.
> Al mismo tiempo que saco algunas fotos pienso en Marta, mi abuela postiza. ¡Qué mujer genial! Después de la escuela solía pasar con ella, tomábamos el té, conversábamos. Marta vivía sola, había sido enfermera en la guerra grande, fue una de las primeras en divorciarse en Uruguay, luego de una semana de haberse casado, porque se dio cuenta de que su marido no le gustaba, y tenía un novio en París, Pablo. Ella viajaba todos los años y además de las largas cartas, compartían un tiempo juntos. Pablo había peleado en La Resistencia y era extremadamente gentil, la pluma fuente con la que escribo esto fue un regalo suyo, para mis 8 años. Marta era coqueta, inteligente, libre. Según mamá, ella le enseño muchísimo, y yo puedo decir lo mismo. Hoy, parado acá, frente al Conejo Ágil, me acuerdo como aprendí por primera vez qué era lo prohibido. Marta tenía guías de París, que yo miraba y miraba, en una de ellas había al final, una sección de los cabarets de la ciudad. Parece que lo estoy viviendo de nuevo, ver esa palabra por primera vez, y saber que no tenía que preguntar qué era, porque eso era prohibido. Años más tarde, ella me contaría del Moulin Rouge y del Follies Bergere, donde iban con Pablo. Pero ahora, con esta guía en mis manos, mientras ella duerme la siesta, soy muy chico, y cómo me va a explicar lo que es un cabaret. Yo lo entiendo sin que me lo expliquen y se me queda un nombre grabado en la cabeza: Au Lapin Agile. Y lo más importante, me queda el haber descubierto solito lo que era lo prohibido.
> Aquí van algunas fotos, de las aventuras de este niño grande, por la París de mis venas.