domingo, 7 de diciembre de 2014
Estambul
Caminando sin rumbo y sin pausa, en una noche temprana,
una sombra cargada de humo nos atrajo, a los vientos perfumados,
pasado presente futuro, de un Estambul eternamente bello.
Té, café, gatos y la mejor compañía.
Entonces irrumpe también por los aires de la oración la llamada.
¿Donde estoy? ¿En qué tiempo dentro del tiempo mi corazón se estira?
Feliz, feliz, feliz.
Estambul nos abraza con su ritmo doido, aconchegante, requintado.
Estambul somos,
como tantos que fueron,
como tantos que son,
como las aguas que siguen corriendo entre estas piedras ancianas sin dejar de ser jóvenes,
me sumerjo,
en el agua,
en el humo,
en el tiempo.
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