Detrás del Espejo

Detrás del Espejo

miércoles, 19 de octubre de 2011

Lírica japonesa


















"Memorias de amor reviven
como las azaleas salvajes que florecen
en el Monte Tokiwa;
mi sepulcral silencio sólo revela
cuan desesperadamente te deseo."

Poema atribuido a Shinga Sôjo, pertenece a la antología Kokinshû, cuya forma final es del año 920.

Me encontré con este texto que me parece simplemente maravilloso. Por eso lo comparto. 

Un texto tan lejano en el tiempo y en su contexto cultural y de producción, que sin embargo revela algo tan común de lo humano.
Hay una perfección formal en la poesía japonesa, en su ritmo e imágenes. Y el movimiento del poema es simplemente perfecto.
Del interior de la mente del poeta, y del pasado que se hace presente, al presente exterior de las azaleas floreciendo, las cuales se expanden en toda una montaña. Y ahí volvemos al interior del sujeto, pasando primero por una tumba, la tumba de sus labios, llegamos a ese interno absoluto, inasible pero determinante donde se manifiesta el deseo.
Es un poema trágico, sin duda. Como trágico es el deseo sin objeto. 

Y me acuerdo de este poema de Celan:

"Ante tu rostro tardío,
soli-
tariamente entre
noches que también a mí me transforman,
vino a detenerse algo
que estuvo ya una vez con nosotros, in
tocado por pensamientos"

(Paul Celan, "Cristal de aliento")

El deseo es intocable. Es lo más allá del lenguaje que sin embargo constituye la posibilidad del mismo. Engendrador de angustia por el simple hecho de su inasibilidad.
Y el arte, en la forma que asuma, es ese intento por asir lo inasible, por ponernos en contacto con "ese algo" que trágica, cómica y paradójicamente nos hace ser lo que somos.

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